Cuando estás despierto siempre
estás prestando atención, o bien a lo que está dentro de ti o bien a lo que
ocurre fuera, y dentro de esta atención siempre está interfiriendo el
pensamiento en forma de lenguaje. El problema que tenemos es que no nos damos cuenta
de que estamos prestando atención, ni a qué se la estamos prestando.
Con la simple intención de intentar
darnos cuenta de a qué estamos atendiendo, nuestra calidad de vida puede
aumentar significativamente. Además podemos intercalar nuestra atención a cada
momento y prestar atención a lo que nos interesa de forma voluntaria.
Imagina que te despiertas por la
mañana, en ese momento de forma inconsciente tu atención se está acomodando,
pasando de una atención interna a una atención externa, este proceso no es automático,
puede dilatarse en un periodo más o menos largo dependiendo de cada persona. En
ese intervalo de tiempo tu pensamiento está divagando intentando buscar un foco
de atención, ya sea preparar el desayuno, vestirte o repasar mentalmente las
actividades que tienes que hacer durante el día, todos esos pensamientos están
basados en acciones pasadas e intentan en base a los resultados que obtuviste
optimizar tus acciones a los largo del día, pero esos pensamientos no son
voluntarios, se producen de forma automática sin que tú los dirijas y muchas
veces entorpecen lo que en realidad quieres hacer u obtener. Son como spam de
toda tu actividad cerebral y si empiezas a darte cuenta de ello, entonces estás
en condiciones de seleccionar los que son afines a tus intenciones y desechar
los demás.
Es básico y primordial que tomes
el control y dirijas a tu mente de una forma consciente. No es algo que puedas
hacer y aprender en un día, son muchos años de condicionamiento acumulado en
tus neuronas, pero con unas pautas básicas cada día, si practicas va resultando
más fácil y gratificante.
Te voy a poner un ejemplo de
estar en modo automático de atención, de repente estás haciendo cola en un
centro comercial y la cola no avanza, tu atención automática va a empezar a
fijarse en la persona que está cobrando o pagando, y tu pensamiento va a
empezar a decirte que es muy lenta, o que el cliente es muy pesado y entretiene
al dependiente, poco a poco vas entrando en un estado de ansiedad y vas a
entrar en modo de rabia o de ira y la siguiente persona con la que vayas a
interactuar notará ese estado y pagará las consecuencias. Si eres consciente
eres capaz de abrir ese foco de atención no sólo a las personas de la caja o de
la cola, sino a todo lo que ocurre a tu alrededor, ya sea la decoración, el
hilo musical u otras actividades o personas que estén aconteciendo. De forma
voluntaria desconectarás tu atención a cosas que te incomodan a otros estímulos
más gratificantes y tu espera no tendrá ninguna causa negativa para ti, además
de que el tiempo de espera se acortará significativamente a nivel subjetivo.
Además prestar atención a tu
estado interno, a tu respiración, a las distintas partes de tu cuerpo, a la
sensación de vida dentro de ti es muy beneficioso para tu salud física y
mental.
Puedes practicar cuantas más veces
mejor a lo largo del día, simplemente verbalizando para ti mismo –estoy dentro-,
-estoy fuera-, -estoy pensando-, -estoy divagando- o cualquier cosa a la que
estés prestando atención, de esta manera podrás disfrutar más del como estoy haciendo algo que siempre
está en el presente que al qué, que
siempre está en el futuro y por lo tanto está más sujeto a frustraciones.
Tu mente es el logro más avanzado
de la naturaleza, y tú eres su capitán, tú eres el que tiene que dirigirla para
tu mayor evolución como persona, no puedes dejarla en modo automático, porque
es tan increíblemente poderosa que es capaz de actuar por su propia cuenta y
llevarte por caminos que nada tienen que ver con tu voluntad.