En nuestro estar habitual estamos rodeados de una incontable
variedad de cosas materiales que nos rodean y que observamos nada más con
mirar nuestro entorno. Todas estas cosas en un porcentaje demasiado alto
nunca las utilizamos, nunca son reconocidas ni desempeñan ninguna función en
nuestras vidas.
Estas cosas no están cumpliendo la función para las que fueron
creadas y se convierten en un freno en tu propia libertad que siempre te supone
un coste material y carga innecesaria en todos los aspectos de tu vida. El motivo
de que estemos rodeados de todas estas cosas es el pensamiento equivocado de que
en algún momento las vamos a necesitar.
La acumulación de cosas no la haces de manera consciente, tu
propio cuerpo funciona de la misma manera acumulando grasas ante la posibilidad
de un futuro hipotético de carencia de alimentos. Pero la realidad es bien
diferente, ya que en el momento presente siempre tienes todo lo que necesitas
para hacer lo que estás haciendo y en el caso de que necesites algo y no lo
tengas, o bien puedes hacerlo igual sin esa cosa concreta (lo que demuestra que
no es imprescindible) o bien encuentras un sustituto igualmente válido, o
incluso mejor. El origen de la acumulación siempre es el miedo al futuro y como
el futuro aún no ha pasado, el miedo se alimenta de una suposición falsa. Sólo
hace falta ver lo que tienes alrededor para darse cuenta.
Es sin embargo positivo tener una pequeña maleta del ‘por si acaso’,
pero es mucho más pequeña que la anterior y sólo contiene las cosas que sabes
que han sido utilizadas y apreciadas en el pasado reciente. También cabe en esta maleta
cualquier cosa que sea una novedad para que valores su utilidad; ya sea un
libro, una música o una persona que llega a tu vida. Estas ‘novedades’ sólo es
conveniente que las mantengas contigo si en tu valoración personal sientes que
te aportan un bienestar continuo con su simple presencia. En el mismo momento
que no cumplen esa función conviene, por tu bien y por el suyo que las sueltes,
ya que si las retienes estas impidiendo el objetivo intrínseco propio de
utilización y reconocimiento.
El único remedio contra el miedo es la valentía; él que es capaz
de vaciar su vida de lastre es valiente, el que retiene un montón de cosas es su propio miedo personal lo que refleja, ya que incluso el que acumula cosas con el único
objetivo de mostrárselas a los demás, lo que está mostrando es su propia
carencia, ya que está impidiendo la propia función natural de las propias cosas
materiales.
No te ates a nada que no vayas a usar en beneficio mutuo, de esta
manera no sólo te estarás liberando a ti mismo sino que estarás liberando a
todo lo que te rodea.