Toda la materia está en continuo
movimiento y cualquier movimiento necesita de una intención y propósito para moverse.
A la vez la materia para poder ser percibida necesita de una distancia y de un
observador que la reconozca. En la física antigua (siglo XV) o newtoniana la
materia era definida como la relación entre masa y volumen y de esta manera era
definida cualquier sustancia. Esa física derivo en la mecánica (XVI), la termodinámica,
el electromagnetismo y la estructura atómica hasta llegar al siglo XIX. En el
siglo XX cuando parecía que ya se sabía todo sobre física se desarrollan los
principios de la teoría de la relatividad dedicada al estudio de lo inmensamente grande
(o lejano) donde se integra en una sola unidad el tiempo y el espacio y el comienzo
de la mecánica cuántica que se dedica al estudio de lo ínfimamente pequeño (o
elemental), echando por tierra toda la física clásica y desmontando toda la
teoría anterior. Estas dos teorías son perfectamente explicables y demostrables
por separado, pero se han encontrado con la paradoja de que no se pueden
integrar por lo que todos los esfuerzos de los físicos en la actualidad están
dirigidos a la unificación de estas dos teorías desarrollando sistemas como la TEORÍA
DEL TODO o LA TEORÍA DE SUPERCUERDAS.
Desde el punto de vista
particular estamos en el lugar perfecto para observar ambas y poder
interpretarlas y experimentarlas. Ya nadie duda que entre lo que estamos
percibiendo y nosotros mismos hay un espacio lleno de energía en forma de ondas
que están interactuando con nosotros, ya que si hubiera simplemente espacio vacío
estaríamos completamente aislados incapaces para percibir o emitir todas las
señales que nos llegan de manera continua y que conforman nuestra realidad. Si
no existieran esas ondas no visibles tus sentidos no funcionarían igual que tu teléfono
no sonaría o tu televisión no se vería. Para que todo se mueva se necesita
un campo capaz de recibir y emitir señales, así que tienes que empezar a
asimilar que estás inmerso en un campo electromagnético particular no visible
que permite manifestar lo que estás filtrando a través de tu percepción.
Ese
campo electromagnético desde el cual te mueves siempre tiende a neutralizar
cualquier señal que entra en él para autoequilibrarse, su estado natural sería
el 0, en palabras podríamos decir que tiende a la paz. Si desde ese campo estás
emitiendo señales no visibles de miedo todo el campo se contrae y limita
ocasionando enfermedades de cualquier tipo provocando de forma física una
alteración en tu ph interno (actividad eléctrica del cuerpo humano) y todo lo
que se manifieste en tu percepción estará en consonancia con esas señales que
estás emitiendo, si por el contrario emites señales de amor ese campo se dilata
y permite pasar cualquier señal sin apegarse a ella. Hay personas que confunden
el amor con el apego, cuando el apego no es más que la manifestación del miedo,
el amor real es el disfrute de todo lo que entra en ese campo sin la necesidad
de retenerlo, se podría decir que el amor es lo que permite la expansión del
universo de forma natural y la expansión de tu propia vida en tu universo
particular.
Atrévete a responsabilizarte de las
señales que estás emitiendo obligándote continuamente a la felicidad y todo lo
que puedes aportar a tu propio campo y en poco tiempo de forma natural estarás
recibiendo por parte del universo todo el amor que siente por ti, por el simple
hecho de dejarle manifestarse dentro de tu propia conciencia y observación.