Las ciencias sociales han asumido
como cierto que cuando un factor se repite en muchas ocasiones es considerado
normal, y en esa base aparentemente cierta se han creado todo tipo de normas
para tener controladas no sólo a las conductas sociales si no a nuestra propia
mente. Se nos induce de manera subliminal a imitar lo que todo el mundo hace
para ser ‘normales’ obligándonos de forma enfermiza a renunciar a nuestra
propia singularidad. En este escenario no hay lugar para la creatividad y el
razonamiento, todo el comportamiento está basado en la imitación para tener un
sentimiento de pertenencia y de esta manera se obliga a las personas a
renunciar a su propio potencial.
Llevamos demasiadas décadas
educando a los niños en base a la premisa de la normalidad sin aprovechar los
talentos naturales con los que todos nacemos; de esta manera se ha creado un
modelo de sociedad en el que si no te identificas con un grupo eres considerado
como dañino para ese grupo y si te identificas con el grupo al poco tiempo te
encuentras completamente desmotivado ya que no se te puede tener en cuenta como
individuo particular.
Como ser humano no hay nada
normal en ti, eres una combinación biológica y química que se mueve por
impulsos electromagnéticos, con unas experiencias únicas tratando de adaptarse
a un medio que por sistema le está negando. Desde tu individualidad puedes
decidir que conductas imitas y cuáles no, desarrollando cada día tu propio
potencial. No te hace falta pertenecer a ningún grupo ni oponerte a otros. Sólo
hay un grupo con el que puedes identificarte y es el del conjunto de la humanidad, respetando
a los demás individuos que son igual de singulares que tú y tienen las mismas
necesidades de aprender, de reconocimiento y de afecto.
Has llegado a este mundo con los
suficientes recursos como para saber lo que está bien y lo que está mal, no
necesitas que ninguna norma te lo diga. En estos momentos hay tal cantidad de
información en la tierra disponible que tienes la obligación de razonar por ti
mismo sin tener que recurrir a ningún dogma o creencia establecida. La verdad
no existe ya que solo podemos cristalizarla en un momento dado, como si le hiciéramos
una foto, al segundo siguiente ya ha cambiado. No es cuestión de sumar factores
para sentirnos normales, es cuestión de respeto y de libertad individual.
Así que vive, respeta, disfruta, ama,
ríe todo lo que puedas y sigue tus propios impulsos naturales que para eso estás
aquí.